Es necesario que en esta web definamos el Bien y el Mal para que no hayan malas interpretaciones y el visitante se sitúe acertadamente sobre a lo que nos referimos que hay que fomentar (el Bien) o combatir (el Mal) y, de ese modo, podamos poner el foco en el lugar correcto donde realizar nuestra propia revolución interior.
A modo de simple pincelada, empezaremos por mostrar la visión sobre este particular desde distintas posibles perspectivas. Según las ceencias del lector, pueden interpretarse estos conceptos de múltiples maneras, es decir, el Bien y el Mal pueden representar una cosa o provenir de una causa distinta para cada uno y, en cada uno de nosotros, estos conceptos pasarán por los filtros que nuestras creencias personales nos generan, es inevitable.
Adelantamos que nuestra visión del bien y del mal respeta, en su máxima dimensión, cualquier visión religiosa, sensitiva, emocional o espiritual que el lector pueda tener, de hecho, esta afirmación es válida, rotunda y persistente para todo lo que se expone en esta web.
Lo que queremos dejar clara es nuestra visión, presentada como una herramienta de cambio, para que el lector, desde su íntimo punto de vista del bien y del mal, pueda entenderla y compatibilizarla con la suya.
En el fondo, las repercusiones del Bien y del Mal en nuestras vidas, son las mismas para todos, a todos nos afectan de una u otra manera las acciones del mal del prójimo y nos benefician las acciones del bien.
El Bien y el Mal según el punto de vista desde las creencias occidentales
Las personas de creencias religiosas tendrán visiones distintas según su religión, por ejemplo, los católicos entenderán el Bien como lo relacionado con Dios y Jesucristo y el Mal lo relacionado con Lucifer, Satanás o cualquier otro nombre que tiene la representación del mal y se basarán en los pecados capitales para definir acciones claramente malvadas o que te alejan del Bien y atribuirán a Satanás las tentaciones y actos malignos. Sería una interpretación válida y evidente para ellos. Saber más.
Sí es cierto que, aunque el lector pueda estar al margen de estas creencias, debe ser consciente que el mundo está regido por un mal muy relacionado con estas creencias religiosas.
En esta web, podrás descubrir que la relación de muchas maldades que azotan al mundo están estrechamente relacionadas con la adoración a Satán profesada por determinados estamentos muy influyentes y debe entender, aunque le suene a ficción, que de la misma manera que alguien puede ser un fiel creyente del Dios cristiano y practicante del cristianismo y sus ritos litúrgicos, está la otra cara de personas que sienten lo mismo por su opuesto del mal y por lo tanto, creer en Satanás, ritualizar esa creencia y hacer el mal, es parte de sus creencias religiosas. Si a esto, le añades un poder casi ilimitado, empezarás a entender muchas cosas del funcionamiento del mundo.
De la misma manera, los musulmanes nombran el Bien y el Mal como «As Salah wal Aslah» y dejan que sea Allah, con su libre voluntad, conocimiento y poder quien determina qué es cada cosa a través de sus escrituras. Una visión perfectamente aceptable y válida para ellos. Saber más.
En el contexto de la filosofía budista, que aunque no es occidental, es muy recurrida en occidente, el bien se relaciona directamente con la “naturaleza fundamental de la iluminación”, condición que implica un estado de absoluta libertad y felicidad logrado a partir de la comprensión plena del YO; mientras tanto, el mal se relaciona directamente con la “oscuridad fundamental”, condición que implica un estado de vida, ofuscado por lo ilusorio y alejado de la verdad, sumido en la incapacidad de ver el potencial que tienen las personas de lograr la iluminación y que causa sufrimiento al sujeto y a su entorno. Saber más.
Por otro lado, las personas más espirituales, sin religión que los dogmatice, estén exentos o no de carga filosófica o incluso sectaria, podrán atribuirlo a un tema de energías, de vibraciones o cualquier cosa que su devenir por la vida les haya enseñado y sus mentes lo hayan aceptado como válido. Es otra forma que debemos aceptar todos los demás por ser una creencia personal respetable como cualquier otra, siempre que no sea perjudicial, ni para ellos, ni para los demás.
Los psicólogos, por su parte, lo tratarán desde el punto de vista científico, lo que llamarán el Factor D. Este factor, conocido como el de la maldad humana, define nueve rasgos psicológicos que permiten estudiar el grado de maldad de una persona. Otra posible herramienta psicológica es la escala de maldad de Michael Stonne.
Esta visión más científica y psicológica del Bien y del Mal que habita irremediablemente en todas las personas sería, sin menosprecio alguno a todas las demás, a la que hacemos una mayor referencia por ser común a todos y porque es la que creemos que podemos utilizar como herramienta del cambio, ya que, a través de ella, tenemos la capacidad de interacción, medición y control y, por lo tanto, en la que creemos que se han de centrar los esfuerzos para inclinar la balanza personal hacia una u otra dirección, sea guiados y dentro de los marcos, o no, de cualquier otra visión religiosa o espiritual.
Se trata pues, de definir el medio sobre el que las personas podemos hacer cambios en nuestras personalidades y acciones a voluntad y nosotros creemos que ese medio es la mente, a través del conocimiento, el pensamiento, la reflexión y, finalmente, la voluntad, que es la característica común que todas las personas, con creencias religiosas o espirituales o no, compartimos y podemos controlar a un mismo nivel humano y personal.
Un apunte sobre las Fuerzas
La definición de fuerza con la que nos quedamos es la segunda acepción de la RAE:
Fuerza: Aplicación del poder físico o moral.
De esta definición, nos quedamos con la parte de «poder moral», entendiéndolo como «poder mental», es decir, para nosotros, cuando hablamos de Las Fuerzas, nos referimos, desde la perspectiva del individuo, a esa capacidad que tenemos todas las personas de tomar las decisiones en una u otra dirección, hacia el Bien o hacia el Mal y su catalogación en una u otra categoría dependerá siempre, de la intención, de los objetivos y del resultado que se obtiene de esas acciones resultantes y de cómo repercuten, si positiva o negativamente, en las demás personas.
Por otro lado, desde la perspectiva colectiva como humanidad, Las Fuerzas del Bien, en su conjunto, hacen referencia a esa energía, ese poder, que se generará cuando millones de personas hayan hecho su revolución interior, su Despertar y vibren en la posición mental del bien común. La unión en esa línea es lo único que nos puede salvar de las fuerzas del mal que nos dominan y necesariamente se debe pasar por lo individual para formar lo colectivo.
Creemos firmemente en Las Fuerzas del Bien de las personas, pero también sabemos que están siendo utilizadas por las fuerzas del mal para conseguir sus oscuros objetivos, es decir, muchas personas creen que lo que defienden y lo que hacen es por un bien, cuando en realidad solo están siendo engañadas para conseguir las metas que tiene el mal, están siendo utilizadas en su propia contra. Eso es lo que queremos revertir, con la información necesaria para poder conseguirlo. Sin información, no hay liberación.
Nuestra visión del Bien y del Mal
Entendemos que TODOS los humanos albergamos en nuestro ser tanto la capacidad de hacer el Bien como de hacer el Mal. Ambos habitan en todos nosotros y lo que aquí tratamos de visualizar es la importancia que esto tiene en el funcionamiento del mundo.
Entendemos que la mayoría de personas no se paran demasiado a mirar esto y se dejan llevar por sus necesidades, su entorno, la información sesgada y manipulada que reciben, la dificultad de supervivencia en el mundo depende de dónde te haya tocado nacer, el aprovechamiento de las oportunidades que te plantea la vida…
Todos estos factores psicosociales, entre muchos otros, a veces parecen justificar que nuestras acciones no estén enfocadas hacia el bien y por lo tanto, en una sociedad educada para favorecer el beneficio personal por encima de todo, es relativamente fácil dejarnos llevar por nuestros instintos humanos y/o de supervivencia y optar por una mala acción para cumplir algún objetivo personal que la sociedad actual nos pone como metas supremas de vida.
Justo en este punto encontramos el origen del mundo en el que vivimos, por lo que vamos a repetir el párrafo.
Todos estos factores psicosociales, entre muchos otros, a veces parecen justificar que nuestras acciones no estén enfocadas hacia el bien y por lo tanto, en una sociedad educada para favorecer el beneficio personal por encima de todo, es relativamente fácil dejarnos llevar por nuestros instintos humanos y/o de supervivencia y optar por una mala acción para cumplir algún objetivo personal que la sociedad actual nos pone como metas supremas de vida.
Por lo tanto, creemos que en nuestro día a día debemos ejercer consciente y voluntariamente una fuerza positiva en nuestros pensamientos para condicionar nuestras acciones hacia la dirección adecuada y que se debe aplicar esa fuerza del Bien para vencer las otras fuerzas de los pensamientos negativos contrapuestos (generados por nuestros egos, egoismos, envidias, ambiciones, intereses…) que también tenemos todos.
Entiéndanse pensamientos como posturas ante la vida para determinar y dirigir nuestras acciones y entiéndanse estas acciones, como perjudiciales para los demás (El Mal), beneficiosas para todos (El bien) o simplemente, en beneficio propio pero nunca perjudiciales para nadie.
También creemos que estamos donde estamos porque dejar fluir las Fuerzas del Mal es menos costoso, a nivel de esfuerzo mental y de prioridades, que poner en práctica las Fuerzas del Bien que, en ocasiones, puede suponernos algún sacrificio personal visto desde la perspectiva actual de las mentes manipuladas con esta educación que constantemente recibimos por todos los medios que tienen a su disposición.
El egoísmo, la codicia, la prepotencia, el ego, la envidia, la ambición, el placer de sentirse superior a los demás, por no entrar en otras fuerzas ya patológicas, son emociones que nos generan Fuerzas del Mal y que todos tenemos imprimidas en nuestro ADN y han sido sabiamente explotadas para que nos comportemos de cierta manera que necesita el Sistema.
Estas fuerzas fluyen con facilidad porque cuesta menos esfuerzo dejarlas fluir en una sociedad educada para ello, donde el individualismo, el interés y el beneficio propio por encima de todo, fomentan el desprecio por las circunstancias de los demás.
Nos da igual cómo repercutan nuestras acciones al prójimo si nosotros salimos beneficiados y es este pensamiento el que se ha apoderado de nuestras perspectivas de vida, pero no porque sea lo ideal para nosotros como forma de vida, sino porque es lo ideal para los que quieren dominar el mundo y así nos han educado, aprovechando nuestras debilidades psicológicas y emocionales que conocen mucho mejor que tú mismo/a, porque necesitan de personas que piensen y actúen así para conseguir sus fines.
Lo material, el placer del momento, el dinero, el poder sobre los demás, la fama, el éxito económico y/o social… son el objetivo supremo a perseguir en una sociedad cada vez más carente de empatía hacia los demás, donde se legitima que cualquier camino sea válido para hacer acopio de ellos sin importar los daños colaterales en otras personas.
Que los perjudicados de esos daños colaterales sean un grupo reducido (familia, entorno laboral..) o una sociedad entera (una región, un país, el mundo…) solo dependerá del poder que tenga la persona que está persiguiendo sus objetivos sin importarle utilizar el mal para conseguirlos. Pero todos, tanto tú, como el más poderoso multimillonario, actúan en sincronía en la misma dirección y forman las fuerzas del mal que actualmente rigen en el mundo.
Aparentemente, estos objetivos pueden resultar muy apetecibles, pero de lo que no nos hablan, ni nos dejan reflexionar sobre ello, es sobre el vacío que dejan en nosotros cuando en cierta medida los alcanzamos y la frustración que provocan cuando ni siquiera nos acercamos a ellos, que es en la mayoría de los casos, pues no es un sistema de creencias que funcione para todos, está diseñado por y para unos pocos… y entonces… cuál es realmente tu meta perseguida ¿Ser «más mejor» que tu vecino, tu hermano o tu compañero de trabajo? ¿Realmente crees que es un buen objetivo de vida? ¿Te satisface de verdad?
¿Crees que el fin justifica los medios?
Si lo crees para ti, también deberás aceptar que los más poderosos piensen lo mismo y que tu vida, así como la de toda la población mundial, les importe lo mismo que a ti la de los demás y por lo tanto, deberás asumir y aceptar que si te oprimen y finalmente esclavizan (que es hacia donde vamos), lo habrán hecho legítimamente, ya que lo han conseguido con las mismas reglas y valores que tú has adoptado en tu propia vida.
Te invitamos a una reflexión sobre esto para que encuentres tu equilibrio personal, teniendo en cuenta que así como seas, así harás el mundo en el que vives.
Conclusiones
Según todo lo expuesto, puede deducirse que, dependiendo del poder que una persona tenga, el nivel de maldad, codicia y ambición de sus objetivos personales y lo que crea sobre los fines y los medios, se obtendrá la magnitud del daño causado, pero queda claro también, que cada acción, por pequeña que sea, suma en la misma dirección.
Una mala persona que además justifique que el fin siempre justifica los medios podrá perjudicar a su entorno familiar y social cuando le convenga según sus objetivos, un mal empresario podrá perjudicar a su grupo de trabajadores, un gobernante podrá perjudicar a todo un país y un poderoso multimillonario podrá perjudicar al mundo entero… y en esas estamos.
Creemos que el bien y el mal no son posiciones absolutas, sino relativas, por lo que no creemos que sean capaces de definir a todas las personas y categorizarlas sistemáticamente en buena o mala persona, sobre todo a nivel de ciudadano.
La inmensa mayoría de nosotros tiende hacia el Bien y no somos buenas ni malas personas por definición o por alguna acción puntual equivocada, todos tenemos las mismas bases de ambas vertientes y todos cometemos errores, por eso debemos comprendernos los unos a los otros y valorar, sobre todo, la intencionalidad de nuestras acciones.
Los defectos que más te molesten de los demás, seguramente sean tus propios defectos, si los buscas dentro de ti mismo/a con sinceridad, los encontrarás, si los corrijes, ya no te molestarán tanto en los demás porque tú estarás libre de ellos, habrás evolucionado y te verás con ventaja frente a los que todavía sean presos de ellos.
Para el caso de los ciudadanos, que somos el 99% de la población, además, defendemos la inocencia de muchas de sus malas acciones por ser el resultado de falsas creencias y manipulaciones a las que se han visto sometidos. A partir de ahora ya no hay excusas para ti.
Sabemos que El Mal (y si sigues esta web tú también lo podrás saber), utiliza a las personas de bien para sus fines con engaños, mentiras y manipulaciones, hecho por el cual no pueden ser culpadas al mismo nivel por sus acciones que a los manipuladores (aunque sí tienen cierta responsabilidad) y eso es exactamente lo que en Las FDB queremos revertir mediante la información adecuada sobre la realidad, que las personas de bien no favorezcan, sin saberlo, al Mal.
Siempre quedarán personas que opten por el mal, eso es inevitable, pero si el Mal cuenta solo con las fuerzas propias, no puede llegar a ninguna parte, el Bien es mucho más abundante y mucho más poderoso cuando actúa.
Cada acción personal orientada al bien común, pensando en los demás como en uno mismo, es una Fuerza del Bien. Si todos tomáramos esa actitud… ¿Qué puede salir mal?
También es cierto que determinadas personas, los que nos quieren dominar y mandan a sus esbirros (políticos, periodistas..) a manipularnos para ello, son el mal elevado a su máxima potencia.
Sus pensamientos, creencias, esfuerzos y acciones, todas ellas o su inmensa mayoría, están encaminadas hacia hacer el mal ajeno en beneficio propio y en la persecución de sus oscuros objetivos. La repercusión de estas acciones generan daños, a menudo irreparables, a cientos, miles o millones de personas.
En esos casos, la evidencia de su conjunto de acciones orientadas hacia el mal, así como la repercusión que tienen en nuestras vidas y la intencionalidad maligna que subyace, permitirá a cualquiera reconocer a esos personajes como seres perjudiciales para la humanidad y Las Fuerzas del Bien deberán luchar contra ellos o sucumbir a su maldad.
Las FDB están dirigidas a las personas comunes, a la ciudadania, al pueblo, a los que son o van a ser oprimidos, a la gente de bien, sin importar su mejor o peor situación económica y social, este Despertar es necesario para todos.
Obviando lo malvados que puedan ser otros, a los que difícilmente podríamos cambiar, nosotros, como componentes individuales de ese pueblo de bien, debemos asumir nuestra responsabilidad en cada acción que llevamos a cabo, ya que cada acción que perjudique al prójimo es un ladrillo en los muros del mal que construyen nuestra prisión para satisfacción de los malvados.
Si quieres un mundo en el que el Bien hacia ti prevalezca, empieza por hacerlo tú mismo/a hacia los demás, es lo único que está en tu mano, de lo que eres responsable y sobre lo que puedes hacer alguna interacción real e inclinar la balanza del mundo para que sea el Bien el que triunfe.
haz tu parte y construye tu mundo
La humanidad es el resultado de la suma de todos los individuos